Entradas

La oración “Taizé” como preparación a la navidad

El Observatorio del Centro Fuego Nuevo, buscando experiencias de oración en línea de Nueva Evangelización, propició el encuentro con el señor Martín Acosta, docente de la Universidad Pontificia Javeriana, y le realizó una entrevista sobre la experiencia de oración que ha ido implementando y proponiendo en UNIMINUTO a través de su experiencia personal con el estilo de oración Taizé.

La oración se encarna en la realidad de personas concretas y conecta a Dios con el mundo. Por eso, ante la pregunta, ¿Quién es Usted?, indicó:

“Soy Martín Acosta, profesor universitario de la Javeriana, esposo y padre de tres hijos. Tuve la oportunidad de hacer retiros en Taizé durante varios años y quise compartir con otros esa experiencia de oración aquí en Bogotá”.

En el mundo se han presentado muchos estilos de oración y son tan variados como estilos de seres humanos hay en el mundo. Por eso, cuando se le preguntó; ¿a qué comunidad de la Iglesia pertenece y qué características tiene la oración Taizé?, respondió:

“La oración Taizé surge como fruto del carisma de una Comunidad Monástica Ecuménica de Francia, nacida a finales de la segunda guerra mundial con la intención de ser una ‘parábola de reconciliación’.

Para miles y miles de personas que acuden cada año a pasar una semana de retiro y oración en Taizé, la comunidad ofrece una fuente de espiritualidad, de encuentro con Dios, consigo mismo y con los demás. Una de las formas como la comunidad acoge a quienes acuden en una búsqueda interior es la liturgia.

Los ejercitantes participan tres veces al día en la oración. Esta oración se caracteriza por los cantos meditativos y el silencio. Como lo expresaba el Hermano Roger, fundador de la comunidad, se trata de ‘permanecer simplemente en la presencia de Dios, para qué Él actúe en nuestro corazón por su presencia’. Ese actuar de Dios no es un sentimiento o una reflexión racional, es un misterio que sucede en la intimidad.

El silencio es nuestra forma de aceptar ese misterio, de disponernos a la presencia de Dios. Por supuesto, no es solamente un silencio exterior (callar), sino también un silencio interior, es aquietar nuestros pensamientos y nuestros sentimientos para abrirnos a la presencia de Dios.

Los cantos meditativos ayudan a adoptar esa actitud de silencio interior. Por la repetición de frases simples aquietan la mente y el corazón, para ‘simplemente estar ahí’, delante de Dios. No necesitamos nada más. Dios ya está allí y quiere acercarnos a Él. El silencio interior (acallar nuestros pensamientos y sentimientos, o simplemente no aferrarnos a ellos) nos abre a su presencia amorosa, sanadora, pacificadora”.

Es misión del Centro Fuego Nuevo plantear una reflexión sobre la Nueva Evangelización y hacer una relación de toda experiencia con las líneas y criterios que esta evangelización le propone a la Iglesia para responder a los desafíos y retos que ella enfrenta ante el mundo contemporánea para el cumplimiento de su misión evangelizadora. Es así como se le preguntó ¿Qué relación encuentra usted de lo que acaba de afirmar con la Nueva Evangelización?, contestó: 

“No sé exactamente que es la ‘nueva’ evangelización, pero si evangelizar es acercarse a Dios y permitir que actúe en nuestras vidas, entonces la oración meditativa que conduce al silencio del corazón es un camino de evangelización”.

Toda oración se enriquece y se acentúa desde los tiempos litúrgicos y propicia una manera de conducir a sus adeptos y seguidores para la instrucción y crecimiento. Por eso le pregunté: ¿cómo el silencio que expresa la oración Taizé nos prepara para la Navidad?, confesó:

“La navidad es el nacimiento de Dios en la tierra. El silencio interior nos prepara para el nacimiento de Dios en nuestro corazón. La oración silenciante es un adviento permanente, es una espera constante de la navidad”.

Por último, se le solicitó que hiciera un contexto de la forma como se está aplicando la oración Taizé en UNIMINUTO y con cierta afirmación de esperanza y testimonio de estar cumpliendo con su llamado de enseñar sobre lo que ha aprendido, dijo:

“UNIMINUTO está proponiendo espacios de oración con cantos meditativos como lo hace la  comunidad de Taizé”.

 

Redactado por: Juan Bedoya

(Investigador del Observatorio del Centro Fuego Nuevo)

ORACIÓN

Señor Jesucristo,

tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo,

y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él.

Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación.

Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero;

a la adúltera y a la Magdalena del buscar la felicidad solamente en una creatura;

hizo llorar a Pedro luego de la traición,

y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido.

Haz que cada uno de nosotros escuche como propia la palabra que dijiste a la samaritana:

¡Si conocieras el don de Dios!

 

Tú eres el rostro visible del Padre invisible,

del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia:

haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso.

Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad

para que sientan sincera compasión por los que se encuentran en la ignorancia o en el error:

haz que quien se acerque a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios.

 

Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción

para que el Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del Señor

y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los pobres

proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos

y restituir la vista a los ciegos.

Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia,

a ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.

Amén.