Estrategias

Las estrategias son los medios operativos concretos que tiene el centro para lograr sus objetivos y ejecutar sus planes de acción en cada una de las estructuras que lo conforman y constituyen. El CFNE ofrece una propuesta básica de cursos, seminarios, talleres, encuentros, conversatorios, foros y congresos. Algunos de ellos son elaborados por los miembros del CFNE y otros se construyen de modo conjunto con diócesis, parroquias, seminarios, universidades, secretariados nacionales o diocesanos, comunidades religiosas, universidades y centros de estudio o de formación de catequistas.

Esta variedad de estrategias pueden tener la modalidad presencial o virtual. El tiempo de los mismos se concerta con las comunidades de acuerdo a sus necesidades de formación, como a la disposición de los agentes interesados.

El CFNE cuanto con su propio equipo de formadores, pero en casos y necesidades particulares acude a expertos o formadores externos, incluso formadores propios de las comunidades diocesanas o parroquiales. Los cursos presenciales se realizan o en la sede del CFNE o en la sede de las mismas comunidades y de este modo responder a sus necesidades, tiempos y recursos. Para lograr ello, el CFNE cuenta con una base de datos actualizada de expertos, centros de formación, publicaciones, formadores de los seminarios, revistas, investigaciones y agentes interesados en formarse y actualizarse.

El CFNE presta una atención especial a los formadores de formadores. Y entre estos, a los formadores en teología de la catequesis en los seminarios mayores. Es un hecho que uno de los mayores obstáculos para la renovación de la catequesis es la frágil formación en catequesis en los seminarios y comunidades religiosas. A la que suma la urgente necesidad de articular la necesaria renovación de la parroquia con la renovación de la catequesis. De ahí la urgencia de contar desde el CFNE con encuentros permanentes de formación con los formadores de los presbíteros en los seminarios.

El mundo virtual pide del CFNE contar con una amplia y variada presencia en las redes sociales. Para el área de catequesis, el CFNE cuanta con su propia página, con todos los insumos necesarios para socializar sus cursos y eventos de formación, para establecer redes y mantener comunicación con observatorios de evangelización y catequesis, con universidades y con expertos de todo el mundo.

En relación con lo virtual, el CFNE cuenta con un boletín mensual del área de catequesis. Este es lugar privilegiado para compartir noticias, socializar y divulgar eventos a realizarse y para hacerle seguimiento a los ya realizados. También para recibir notas o artículos de otros centros o expertos externos. El CNFE divulga eventos, publicaciones, materiales, reflexiones que ayuden a todos a profundizar y ahondar en la actualidad de la iniciación cristiana y de este modo aprender de experiencias y acciones originadas y realizadas en diferentes partes del mundo y en distintos contextos sociales y eclesiales. Esto permitirá a los agentes de la catequesis adquirir una mirada más amplia, compleja y plural de lo que sucede hoy en el ámbito de la catequesis, superando una mirada simple y descontextualizada de la misma.

Como fue dicho, otra forma de socializar y divulgar el pensamiento y la práctica catequística son las publicaciones, impresas o virtuales, de autores vinculados al CFNE o de autores externos al mismo. Con su estrategia de publicaciones, el CFNE es un instrumento de apoyo para que investigadores, formadores u otros agentes eclesiales den a conocer sus trabajos teóricos o prácticos, y de este modo favorecer la reflexión catequética en diócesis, parroquias, seminarios, universidades y centros de formación. Una tarea necesaria que debe hacer el CFNE en el área de catequesis es realizar un diagnóstico macro de la realidad de la catequesis en Colombia, país donde se encuentra ubicada el centro. Para ello cuenta con el apoyo del observatorio del CFNE como de la universidad “uniminuto”. O también puede conformar su propio grupo de expertos, que de 16 modo profesional y con el apoyo de las nuevas herramientas tecnológicas ofrezca información veraz, completa y pertinente. Este es un diagnóstico que sirve de insumo para evaluar la pertinencia de la propuesta formativa, para reconocer necesidades de formación y para identificar los perfiles personales y formativos de los agentes de la catequesis. Al hacer este ejercicio el CFNE elabora un modelo de diagnóstico que puede ser replicado en otros contextos y situaciones. De este modo ofrece una herramienta de discernimiento de la realidad pastoral, que le permita a las diócesis o comunidades tomar decisiones más justas y acordes a sus realidades sociales y eclesiales.

Para el trabajo en red y sin suplir redes ya existentes, el CFNE conforma su propia red de expertos, con los cuales, de modo virtual o presencial, mantiene contacto permanente acerca de los problemas más relevantes de la iniciación cristiana y la catequesis. El CFNE en el área de catequesis cuenta además con una biblioteca (virtual e impresa) actualizada, interdisciplinar e internacional sobre los asuntos relacionados con la iniciación cristiana y la catequesis. Esta base bibliográfica será recurso para sus cursos y eventos, para apoyar investigadores y para fortalecer la formación de formadores.

Para que el área de catequesis del CFNE no caiga en el activismo y en la improvisación, el área acude a las herramientas sociales de la planeación y de la evaluación. Con la primera proyecta metas, propone objetivos medibles y realizables, tiene en cuenta los contextos, los tiempos y los sujetos. La planeación permite además el trabajo conjuntado del área de catequesis con todas las demás áreas y acciones del CFNE. También da la posibilidad de trabajar en red y de lograr impactos de más larga duración, extensión y profundidad. La planeación no es solo un ejercicio puntual en determinado momento del año. Sin negar que requiera momentos y ejercicios puntuales, es un ejercicio continuo de construcción conjunta de lo que busca el área de catequesis al interior de la propuesta y misión global del CFNE, de modo tal que todo se haga de modo articulado, pensado y planificado.

La evaluación permanente de su ser y de hacer no es solo estrategia de control o de medición de resultados. Es sobre todo herramienta de aprendizaje continuo, de revisión y de dialogo de saberes con las comunidades, parroquias y sujetos implicadas en sus procesos de formación. Como acción comunicativa, la evaluación es formativa y propositiva. Es por lo mismo un ejercicio de proyección y de compromiso de actualización de sus propósitos, métodos y estrategias de formación. Para lograr ello el CFNE acoge los principios de la evaluación formativa, que como acción sistemática y continua, tiene por objeto proporcionar información pertinente y significativa sobre el proceso educativo, sus objetivos, planes, métodos, recursos y sujetos. Es por lo mismo una evaluación global e integral y de mejoramiento continuo.

Discernimiento permanente

El Directorio General para la catequesis, acoge la invitación del Magisterio de la Iglesia de hacer permanentemente un discernimiento evangélico y desde la fe de la realidad. Esto es lo que se conoce como lectura de los signos de los tiempos. Un centro como el CFNE con sus propósitos de formación y de apoyo con carácter internacional, no puede ser ajeno a esta tarea. Es deber suyo y de cara a ofrecer un servicio significativo y actual a las comunidades cristianas, realizar de modo constante dicha lectura creyente de la realidad social y eclesial. Se trata de una toma de conciencia de la realidad, en relación a la catequesis y a sus necesidades.

Los asuntos objeto de esta lectura, afirma el Directorio General para la catequesis, son los siguientes: el examen de la acción pastoral y el análisis de la situación religiosa, análisis de las condiciones sociológicas, culturales y económicas, en tanto que estos datos de la vida colectiva pueden tener una gran influencia en el proceso de la evangelización. Más en concreto, en señala:[1]

– Tener clara conciencia, dentro del examen de la acción pastoral, del estado de la catequesis: cómo está ubicada, de hecho, en el proceso evangelizador; el equilibrio y la articulación entre los diferentes sectores catequéticos (niños, adolescentes, jóvenes, adultos…); la coordinación de la catequesis con la educación cristiana familiar, con la educación escolar, con la enseñanza religiosa escolar, y con las otras formas de educación de la fe; la calidad interna; los contenidos que se están impartiendo y la metodología que se utiliza; las características de los catequistas y su formación.

– El análisis de la situación religiosa está referido, sobre todo, a tres niveles muy relacionados entre sí: el sentido de lo sagrado, es decir, aquellas experiencias humanas que, por su hondura, tienden a abrir al misterio; el sentido religioso, o sea, las maneras concretas de concebir y de relacionarse con Dios en un pueblo determinado; y las situaciones de fe, con la diversa tipología de creyentes. Y en conexión con estos niveles, la situación moral que se vive, con los valores que emergen y las sombras o contravalores más extendidos.

– El análisis socio-cultural guarda relación con las actuales transformaciones en acto de las sociedades de hoy plurales, complejas e inequitativas. La lectura de esta realidad ofrece herramientas de contexto para conocer el estado de la catequesis hoy, pero también de los ambientes sociales y realidades culturales que permitan la elaboración de experiencias catecumenales para el hoy de la humanidad y de la Iglesia.

El reto, es pensar catecumenados e itinerarios catecumenales para este mundo y no otro. Este mundo plural, global, complejo, democrático y con una amplia inequidad social. Para llevar a cabo esta tarea se apoya en el propio observatorio del CFNE o con grupos de grupos de expertos; también entra en relación con observatorios de evangelización establecidos en diócesis y conferencias episcopales y con observatorios de realidad local, nacional e internacional.

Fin de este discernimiento no es realizar investigaciones en profundidad ni del contexto, ni de la realidad. Es un trabajo de seguimiento de la mirada profesional de expertos, como de lecturas de realidad desde la fe realizadas por el Magisterio de la Iglesia.

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[1] DGC 279.

Divulgación y socialización

El sínodo del año 2012 sobre la transmisión de la fe y la nueva evangelización hizo visible que la iniciación cristiana es un asunto de primer orden de toda la Iglesia y de todos en la Iglesia.[1] Fue claro en este sínodo, que los problemas y vacíos de la catequesis escolarizada, presacramental y de cursos es característica común en toda la Iglesia, con diferencias y acentos según los contextos. También mostró la común búsqueda de una renovación misionera de la misma. E igualmente hizo ver que la opción por la iniciación cristiana, el catecumenado y la inspiración catecumenal de la catequesis, con diferencias de acentos y con diversidad de propuestas, es algo ya alcanzado en toda la Iglesia. No obstante los esfuerzos realizados y las prácticas innovadoras en acto, es claro que aún falta mucho por hacer para lograr la renovación de la catequesis desde la perspectiva de la pastoral de la iniciación cristiana.

También falta mucho para que este problema pastoral deje de ser visto como un problema que atañe solo a los catequistas, y comience a ser asumido como un asunto vital de toda comunidad cristiana tal como lo pide en América Latina la Conferencia general de Aparecida. De modo especial, este asunto atañe a las diócesis, parroquias, y cuando se trata de la iniciación cristiana de los niños y adolescentes, a las familias y adultos responsables de su educación. La estrategia de divulgación y socialización se orienta a dar a conocer a todos en la Iglesia los avances actuales en materia de orientaciones del Magisterio y de formación, de investigación y experiencias innovadoras y pertinentes en relación con la renovación de la catequesis hoy. De modo tal que todos en la Iglesia asumamos los asuntos relacionados con la iniciación cristiana y la catequesis como algo propia y como algo que nos toca. De cara a superar el aislamiento generalizado por los que pasan los asuntos relacionados con estos temas, a superar también la mentalidad de delegación que la caracteriza y la falta de coordinación y articulación de la catequesis con las acciones que la preceden y las acciones que le dan continuidad. Con lo cual el principio que reconoce en la comunidad cristiana el origen, el lugar y la meta de la catequesis, aparezca más como un ideal que una realidad formativa.

Las actuales sociedades globalizadas y de la información cuentan además con herramientas y tecnologías que permiten a todos mantenernos al día y actualizados. Por eso el CFNE se apoya en ellas para construir redes con centros afines, con escuelas de formación de catequistas nacionales e internacionales, con grupos de investigación, universidades y Conferencias episcopales. Con estas redes el CFNE sirve de puente para dar a conocer a todos, pero especialmente a sus aliados estratégicos, a comunidades, a seminarios, a comunidades religiosas, a investigadores y a las familias, documentos del Magisterio, intervenciones del Papa o de Obispos o de Conferencias episcopales, investigaciones y noticias y publicaciones en general que toquen asuntos relacionados con el primer anuncio, la iniciación cristiana, el catecumenado y la catequesis.

El CNFE de este modo divulga eventos, publicaciones, materiales, reflexiones que ayuden a todos a profundizar y ahondar en la actualidad de la iniciación cristiana y de este modo aprender de experiencias y acciones originadas y realizadas en diferentes partes del mundo y en distintos contextos sociales y eclesiales. Esto permitirá a los agentes de la catequesis adquirir una mirada más amplia, compleja y plural de lo que sucede hoy en el ámbito de la catequesis, superando una mirada simple y descontextualizada de la misma.

Con esta estrategia el CFNE se convierte en una verdadera red de aprendizaje, de dialogo de saberes y compartir experiencias de carácter global e interdisciplinar. El CFNE divulga y socializa por medio de acciones presenciales o virtuales. En lo presencial el CFNE realiza encuentros con expertos, con investigadores, con editoriales, con centros de estudios o de formación. Por medio de convenios o de alianzas, da conocer resultados de investigación, materiales novedosos e intercambio de experiencias. También cuenta con publicaciones propias realizadas por los miembros vinculados al CFNE o apoya publicaciones de personas que no lo estén.

Para lograr todo ello el trabajo en red y hacer parte de redes es clave. Redes no solo virtuales. Redes de pensamiento, de discusión, de reflexión, de apoyo, de construcción. Al ser el CFNE un centro de carácter internacional entabla relaciones con diversidad de actores del amplio mundo de la iniciación cristiana, algunos como orientadores, otros como animadores, otros como formadores, otros como agentes en lo cotidiano de la acción. Por eso la red no es solo con expertos o con agentes formados en niveles superiores. También con el así llamado “catequista de base”, el CNFE entabla una relación en red. Sin suplir la labor formativa en su parroquia o diócesis, el CNFE ofrece a todos ellos documentos de reflexión, de formación y materiales prácticos para su acción.

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[1] Sínodo de los obispos. (2012). XIII Asamblea General Ordinaria. La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana. Documento de trabajo,. Roma: Libreria editrice vaticana.

Formación

El área de catequesis CFNE se entiende como un espacio de apoyo, de soporte y de complemento a la labor del obispo diocesano, siempre en el respeto y dialogo con los planes de evangelización y de las realidades sociales donde peregrina el pueblo de Dios. Lo cual implica que su propuesta formativa se construye de modo dialógica y consensuada entre el centro y los agentes locales.

En este proceso, referente calificado es el Magisterio de la Iglesia, que para el caso específico de la catequesis es el Directorio General del año 1997. Para esta formación el Directorio General para la Catequesis del año 1997, señala algunos criterios que deben orientarla, entre los cuales, para los propósitos del CFNE en Bogotá y sus tareas con impacto nacional e internacional, el área de catequesis asume los siguientes a modo de objetivos:

– Formar para las necesidades evangelizadoras de este momento histórico con sus valores, sus desafíos y sus sombras.

– Formar en la naturaleza, finalidad y tareas de la catequesis tal como hoy la comprende la Iglesia.

– Respetar el carácter propio del laico en la Iglesia y no concebir la formación del catequista laico como una mera síntesis de la formación propia de los sacerdotes o de los religiosos. Al contrario, tendrá muy en cuenta que « su formación recibe una característica especial por su misma índole secular, propia del laicado, y por el carácter propio de su espiritualidad ».

– Formar con carácter eminentemente pedagógico. Como criterio general hay que decir que debe existir una coherencia entre la pedagogía global de la formación del catequista y la pedagogía propia de un proceso catequético. Al catequista le sería muy difícil improvisar, en su acción catequética, un estilo y una sensibilidad en los que no hubiera sido iniciado durante su formación.

La propuesta de formación tiene un carácter flexible, de modo tal que pueda responder a las necesidades de las distintas comunidades y sujetos. Tiene también un carácter interdisciplinario, donde sobresalen las ciencias pastorales, catequéticas bíblicas, litúrgicas, en el campo de la teología, y las ciencias sociales, pedagógicas, antropológicas y culturales en el campo de las ciencias humanas.

Este dialogo es vital para que el área de catequesis del CFNE pueda cumplir su principal propósito formativo: ofrecer herramientas teórico y prácticas para que las comunidades puedan construir modelos e itinerarios catecumenales que respondan a los actuales contextos urbanos, complejos y plurales. Modelos e itinerarios que trasciendan y superen el modelo escolarizado, presacramental, infantil y de cursos que caracterizan aún hoy día la práctica de la catequesis y cada vez más resultan menos creíbles y significativos a las realidades personales, sociales y comunitarias de hoy.[1]

La formación asume los siguientes principios de la catequética contemporánea, orientados todos ellos a la transformación misionera de la catequesis, para hacer de ella una acción educativa al servicio de la iniciación cristiana:

  • Los agentes de la evangelización han de saber operar con una visión global de la evangelización e identificarla con el conjunto de la misión de la Iglesia. Ninguna definición parcial y fragmentaria refleja la realidad rica, compleja y dinámica que comporta la evangelización. Se corre el riesgo de empobrecerla e, incluso, de mutilarla. Al contrario, ella debe desplegar toda su integridad e incorporar sus intrínsecas bipolaridades: testimonio y anuncio, palabra y sacramento, cambio interior y transformación social.[2]
  • La evangelización del mundo se encuentra ante un panorama religioso muy diversificado y cambiante. El catequista adquiere el conocimiento del hombre y de la realidad en la que vive por medio de las ciencias humanas. Las ciencias sociales proporcionan el conocimiento del contexto socio-cultural en que vive el hombre y que afecta decisivamente a su vida. Por eso es necesario que en la formación de los catequistas se haga « un análisis de las condiciones sociológicas, culturales y económicas, en tanto que estos datos de la vida colectiva pueden tener una gran influencia en el proceso de la evangelización.[3]
  • La « misión ad gentes », sea cual sea la zona o el ámbito en que se realice, es la responsabilidad más específicamente misionera que Jesús ha confiado a su Iglesia y, por tanto, es el paradigma del conjunto de la acción misionera de la Iglesia.[4] Dado que la « misión ad gentes » es el paradigma de toda la acción misionera de la Iglesia, el catecumenado bautismal a ella inherente es el modelo inspirador de su acción catequizadora.
  • El modelo de toda catequesis es el catecumenado bautismal, que es formación específica que conduce al adulto convertido a la profesión de su fe bautismal en la noche pascual. Esta formación catecumenal ha de inspirar, en sus objetivos y en su dinamismo, a las otras formas de catequesis. La catequesis postbautismal, sin tener que reproducir miméticamente la configuración del catecumenado bautismal, y reconociendo el carácter de bautizados que tienen los catequizandos, hará bien en inspirarse en esta « escuela preparatoria de la vida cristiana »,[5] dejándose fecundar por sus principales elementos configuradores.
  • La catequesis de adultos, al ir dirigida a personas capaces de una adhesión plenamente responsable, debe ser considerada como la forma principal de catequesis, a la que todas las demás, siempre ciertamente necesarias, de alguna manera se ordenan ». Esto implica que la catequesis de las otras edades debe tenerla como punto de referencia, y articularse con ella en un proyecto catequético coherente de pastoral diocesana.[6]
  • La renovación catequética debe cimentarse en la evangelización misionera previa. Sólo a partir de la conversión, y contando con la actitud interior de « el que crea », la catequesis propiamente dicha podrá desarrollar su tarea específica de educación de la fe.[7] El hecho de que la catequesis asuma tareas misioneras, no dispensa a una Iglesia particular de promover una intervención institucionalizada del primer anuncio, como la actuación más directa del mandato misionero de Jesús. El primer anuncio se dirige a los no creyentes y a los que, de hecho, viven en la indiferencia religiosa. Asume la función de anunciar el Evangelio y llamar a la conversión. La catequesis, « distinta del primer anuncio del Evangelio », promueve y hace madurar esta conversión inicial, educando en la fe al convertido e incorporándolo a la comunidad cristiana. La relación entre ambas formas del ministerio de la Palabra es, por tanto, una relación de distinción en la complementariedad.[8]
  • El « momento » de la catequesis es el que corresponde al período en que se estructura la conversión a Jesucristo, dando una fundamentación a esa primera adhesión. Los convertidos, mediante « una enseñanza y aprendizaje convenientemente prolongado de toda la vida cristiana », son iniciados en el misterio de la salvación y en el estilo de vida propio del Evangelio. Se trata, en efecto, « de iniciarlos en la plenitud de la vida cristiana» La catequesis de iniciación es el eslabón necesario entre la acción misionera, que llama a la fe, y la acción pastoral, que alimenta constantemente a la comunidad cristiana. No es, por tanto, una acción facultativa, sino una acción básica y fundamental en la construcción tanto de la personalidad del discípulo como de la comunidad. Sin ella la acción misionera no tendría continuidad y sería infecunda. Sin ella la acción pastoral no tendría raíces y sería superficial y confusa: cualquier tormenta desmoronaría todo el edificio. [9]
  • Al definir la catequesis como momento del proceso total de la evangelización, se plantea necesariamente el problema de la coordinación de la acción catequética con la acción misionera que la precede, y con la acción pastoral que la continua. Hay, en efecto, elementos « que preparan a la catequesis o emanan de ella.
  • La catequesis es una responsabilidad de toda la comunidad cristiana. La catequesis es una acción educativa realizada a partir de la responsabilidad peculiar de cada miembro de la comunidad, en un contexto o clima comunitario rico en relaciones, para que los catecúmenos y catequizandos se incorporen activamente a la vida de dicha comunidad. La comunidad es el origen, el lugar y la meta de la catequesis.
  • En la transmisión de la fe, la Iglesia no tiene de por sí un método propio ni único, sino que, a la luz de la pedagogía de Dios, discierne los métodos de cada época, asume con libertad de espíritu « todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio » (Flp 4,8), en síntesis, todos los elementos que no son contrarios al Evangelio, y los pone a su servicio. De este modo, « la variedad en los métodos es un signo de vida y una riqueza », y a la vez una muestra de respeto a los sujetos contemporáneos. Tal variedad viene pedida por « la edad y el desarrollo intelectual de los cristianos, su grado de madurez eclesial y espiritual y muchas otras circunstancias personales ».[10]

Los estudios actuales sobre la iniciación cristiana, el catecumenado y la catequesis y los documentos de la gran mayoría de las Conferencias Episcopales (a modo de directorios, orientaciones comunes o documentos de referencia) abordan todos estos asuntos como problemas relacionados con la pedagogía de la fe. Por eso, la formación que ofrece el CFNE entra en dialogo con el Magisterio Universal, con las búsquedas de las Iglesias diocesanas y con la investigación catequética contemporánea. De manera especial, la formación toca la relación estrecha y coordinación necesaria entre primer anuncio e iniciación cristiana, el catecumenado y el modelo catecumenal, la pedagogía de la conversión inicial y la opción por la catequesis de adultos. Todos ellos como criterios de la renovación de la catequesis en el mundo de hoy y para el mundo y para el sujeto social y eclesial de hoy. Estos a su vez son los temas centrales de formación desde los cuales el área de catequesis del CFNE construye su propuesta académica y formativa.

Por último, la formación atiende a la diversidad de agentes en su especificidad y complementariedad: obispos, presbíteros (párrocos), laicos y religiosos y religiosas. Responde al nivel de formación teológica, pastoral y profesional de cada uno, así como a los compromisos de cada uno en la vida diocesana. También ofrece un acompañamiento pertinente a la formación catequética en los seminarios e institutos de vida consagrada, centros diocesanos, universidades y centros de formación e investigación en catequesis. Con todos ellos realiza alianzas y trabajo en conjunto, sin suplirlos o reemplazarlos en sus tareas.

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[1] Asociación española de Catequetas (AECA). (2015). La catequesis que soñamos. Madrid: PPC.

[2] DGC 46.

[3] DGC 242.

[4] DGC 59.

[5] DGC 295.

[6] DGC 59.

[7] DGC 62.

[8] DGC 61-62.

[9] DGC 63-64.

[10] DGC 184.

Estructura

Para cumplir sus propósitos de formación, socialización y divulgación de experiencias y de discernimiento permanente de la pastoral de la iniciación cristiana y la catequesis, el área de catequesis del CFNE se estructura en tres áreas coordinadas y articuladas entre sí y con las demás áreas, propósitos y actividades del CFNE.

Objetivos del área de catequesis

Formar comunidades y agentes para la pastoral de la iniciación cristiana, que les permita dar respuesta adecuada, pertinente y actualizada a los retos de esta etapa del proceso de evangelización, a partir del Magisterio de la Iglesia y los estudios contemporáneos sobre la catequesis y su renovación, en dialogo con las ciencias pedagógicas y sociales.

Todas las acciones del área, aunque se estructuren y se activen en estrategias diferenciadas apuntan a la formación y encuentran en ella el eje articulador y que las llena de sentido. Por eso, los propósitos de formación señalados en esta estrategia, no son únicos de ella, sino que son transversales a todas las demás. En este propósito no remplaza ni suple la formación inicial y permanente que se ofrece por medio de delegaciones o secretariados diocesanos de catequesis o en las propias comunidades parroquiales, ni el trabajo de comunión de las Conferencias Episcopales. Tampoco ofrece formación universitaria de nivel superior y de carácter de investigación para la labor catequética en la Iglesia. Pero en dialogo con estas instancias y trabajando de modo conjunto apoya dichos procesos de formación, realiza actividades conjuntas y genera un dialogo de saberes y de experiencias propositivo y constructivo.

En esta lógica, el CFNE en su área de catequesis apoya procesos de apropiación local del Magisterio de la Iglesia y de los amplios referentes teóricos y prácticos de la renovación de la pastoral de la iniciación cristiana.

Descripción

En el contexto de nueva evangelización, la catequesis y la formación de los agentes para la catequesis, en su diversidad de ministerios y carismas, debe plantearse necesariamente desde la relación de la catequesis con las acciones que la preceden (etapa de acción misionera) y con las acciones que son su consecuencia (etapa de acción pastoral). Tanto más si se comprende que en este contexto la renovación de la catequesis es consecuencia del anuncio misionero eficaz y del protagonismo y acompañamiento de la comunidad eclesial[1].

Para el Directorio General para la catequesis, La coordinación de la catequesis es una tarea importante en una Iglesia particular. En esa coordinación considera dos vertientes: una interior a la catequesis misma, entre las diversas formas de catequesis dirigidas a las diferentes edades y ambientes sociales; y otra referida a la vinculación de la catequesis con otras formas del ministerio de la Palabra y con otras acciones evangelizadoras. Subraya además, que la coordinación de la catequesis no es un asunto meramente estratégico, en orden a una mayor eficacia de la acción evangelizadora, sino que tiene una dimensión teológica de fondo. Pues la acción evangelizadora debe estar bien coordinada porque toda ella apunta a la unidad de la fe que sostiene todas las acciones de la Iglesia.[2]

Dada la importancia de esta coordinación y comprensión de la catequesis al interior del proceso global de evangelización, el área de catequesis del CFNE debe formar a todos los agentes eclesiales en la naturaleza, finalidad y tareas de la catequesis, pero también en las mutuas y necesarias relaciones de la iniciación cristiana y la catequesis con las demás etapas y acciones del proceso evangelizador. Ello de cara a superar el aislamiento de la catequesis y la poca coordinación y articulación de ella con las otras acciones eclesiales, especialmente con el primer anuncio y acogida del evangelio que le precede. De hecho, como lo muestra el Directorio General para la catequesis y la práctica y estudios recientes, la relación entre primer anuncio y conversión de base con la iniciación cristiana y catequesis, es hoy día punto de quiebre de la gran mayoría de los problemas contemporáneos de la pedagogía de la fe.[3]

De ello es consciente la Iglesia en su magisterio cuando afirma en el Directorio General para la Catequesis: “Hoy la catequesis debe ser vista, ante todo, como la consecuencia de un anuncio misionero eficaz. La referencia del decreto Ad Gentes, que sitúa al catecumenado en el contexto de la acción misionera de la Iglesia, es un criterio de referencia muy válido para toda la catequesis”.[4] Por ello el área de catequesis del CFNE, aunque esté orientada de forma específica a la formación de agentes para catequesis en el momento de la iniciación cristiana, dada la necesidad de articulación de la iniciación cristiana y de su pedagogía con las etapas del proceso de evangelización, ofrece formación y acompaña a comunidades diocesanas o parroquiales, para que en su conjunto asuman la pastoral de iniciación cristiana como un asunto prioritario en su vida comunitaria y misionera, hagan suyo el modelo catecumenal de la catequesis contemporánea y sean origen, lugar y meta de la catequesis. Igualmente, para que permita a las comunidades cristianas y demás agentes de evangelización superar la fragmentación y la desarticulación de acciones, cuya coordinación es necesaria ante todo por razones teológicas y no solo prácticas de eficacia, en las actuales sociedades complejas, urbanas y plurales.

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[1] DGC 276-277.

[2] DGC 262.

[3] Xavier Morlans. (2009). El primer anuncio. El eslabón perdido. Madrid: PPC.

[4] DGC 277.

Justificación

Con la Carta apostólica, en forma de Motu Proprio Ubicumque et semper, El Papa Benedicto XVI instituyó el 21 de septiembre de 2010 el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, con la finalidad de “estimular la reflexión sobre los temas de la nueva evangelización, como descubriendo y promoviendo las formas y los instrumentos adecuados para realizarla»[1]

El mismo Papa Benedicto en el año 2013, entrego a este Consejo la tarea de velar, en nombre del Romano Pontífice, sobre el relevante instrumento de evangelización que representa la catequesis para la Iglesia, así como la enseñanza catequética en sus diversas manifestaciones, de forma que se realice una acción pastoral más orgánica y eficaz. Corresponde a este Consejo, ofrecer a las Iglesias locales y a los obispos diocesanos un adecuado servicio en esta materia.[2]

La Uniminuto, en respuesta a la solicitud hecha por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, de capacitar a los agentes de pastoral de la Iglesia, para que éstos puedan establecer diálogo permanente con la sociedad actual y responder a los desafíos que ésta plantea a la Iglesia, crea, bajo la tutela de Consejo Pontificio para la promoción de la nueva evangelización, “el Centro de Formación para la Nueva Evangelización y Catequesis” (CEFNEC) Propósito fundacional del CEFNEC es “formar creyentes agentes de pastoral (ministros ordenados, religiosos y laicos), como discípulos misioneros para la Nueva Evangelización, que contribuyan a la renovación y transmisión de la fe, a través del uso y de la apropiación de nuevas metodologías y estrategias innovadoras de formación, donde se potencialicen sus vocaciones, carismas, experiencias y competencias pastorales, convirtiéndose en verdaderos maestros al servicio del Evangelio de la Iglesia y de la sociedad”.

Agentes prioritarios en el contexto de nueva evangelización son todos aquellos vinculados a la tarea de la catequesis (obispos, presbíteros, religiosos y laicos). La formación de estos agentes es vital para la buena marcha de la catequesis, dado “que cualquier actividad pastoral que no cuente para su realización con personas verdaderamente formadas y preparadas, pone en peligro su calidad”. [3]

La Iglesia en América Latina, al igual que las distintas comunidades eclesiales presentes en el mundo, está en búsqueda y elaboración de un nuevo paradigma para la catequesis, que apunte a la iniciación a la vida cristiana. Por eso, un último documento del CELAM sobre la catequesis, “concluye que éste requiere de un nuevo catequista, y de una nueva formación, en clave iniciática, que empieza con una presentación adecuada del kerigma, a fin de favorecer en los catequistas, primero, un verdadero encuentro con el Misterio de Cristo y su Persona, fortaleciendo su discipulado y su misión, como soportes de su ser de catequista”[4]. De cara a la asunción de este nuevo paradigma, que es el mismo descrito por el Directorio General para la Catequesis del año 1997 (DGC), en este documento latinoamericano se opta por un catequista testigo, comunicador, acompañante y mistagogo. Por eso la formación en el nuevo paradigma debe llevar al catequista a asumir el modelo catecumenal que inicie verdaderamente en el misterio de Dios y los convierta en verdaderos discípulos misioneros.

El área de catequesis del CEFNEC se entiende a partir de este mismo compromiso de pensar la catequesis al interior de los procesos de la pastoral de iniciación cristiana.[5] Pastoral que adquiere una importancia mayor en el actual contexto de nueva evangelización, dada la actual “crisis de transmisión de la fe” y la búsqueda de modelos catecumenales para la misma. Con lo cual se busca dar una respuesta a los insistentes llamados del Papa Francisco a una “transformación misionera” en la Iglesia.[6]

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[1] Benedicto XVI. (21 de septiembre de 2010). Carta apostólica, en forma de Motu Proprio Ubicumque et semper. Roma: Libreria Editrice Vaticana..

[2] Benedicto XVI. (16 de enero de 2013). Motu proprio, Fides per doctrinam. Roma: Libreria Editrice Vaticana.

[3] DGC 234

[4] CELAM. Departamento de misión y de espiritualidad. (2015). La alegría de iniciar discípulos misioneros en el cambio de época. Bogotá: CELAM.

[5] Manuel José Jiménez Rodríguez. (2012). La catequesis al servicio de la iniciación cristiana. Bogotá: ACOFOREC.

[6] Francisco. (24 de noviembre de 2013). Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Roma: Libreria editrice vaticana.